Manuel Martín Lomas. Director Científico del Centro de Investigación Cooperativa en Biomateriales (CIC biomaGUNE)


La vinculación entre el investigador y el mercado no siempre es tan directa y sencilla como sería deseable. En muchas ocasiones, las investigaciones biomédicas no finalizan con éxito, ya sea porque no cumplen una necesidad sociosanitaria concreta o porque no se han explotado adecuadamente los conocimientos y los descubrimientos efectuados por los investigadores. En determinados casos, para superar este problema, el investigador asume el papel de empresario. El profesor Manuel Martín Lomas es un ejemplo de investigador que, en diversas ocasiones y con fortuna dispar, ha adquirido este doble rol.

- ¿Es un fracaso del sistema o un valor añadido que un investigador decida, por su cuenta, comercializar algún descubrimiento personal?
- Puede ser ambas cosas. Por una parte, cuando se llega a esta situación es porque el investigador considera que está ante un descubrimiento válido y que puede y debe trascender a la sociedad; desde ese punto de vista, se trata de un hecho positivo que quiera implicarse en su desarrollo y comercialización. Pero también es cierto que denota un cierto fracaso del sistema, puesto que el trabajo básico del investigador debe ser el de investigar, para el que se ha preparado durante años, y no el de convertirse en burócrata y empresario.

- En su caso, ¿por qué decidió implicarse directa o indirectamente en la puesta en marcha de varios proyectos empresariales?
- Por motivación personal y, como no, por la falta del apoyo adecuado y de la colaboración necesaria para poner en marcha investigaciones muy sugerentes y prometedoras.

- No debe ser una tarea sencilla…
- Aun teniendo el respaldo de una gran institución detrás, se trata de una tarea muy ardua y compleja. El principal problema radica en el hecho de que en nuestro país no existe la cultura de arriesgar dinero en iniciativas de investigación biomédica; es una pena, pero no contamos con empresarios que tengan el dinero y la paciencia necesaria como para estar invertir y esperar unos 5-10 años para empezar a obtener beneficios. Nos falta la figura del mecenas.

- ¿Es un problema particular de España?
- No sólo de España, pero sí es cierto que en países como el Reino Unido o los Estados Unidos es más común la presencia de este tipo de empresarios. Personalmente, me he encontrado con varios ejemplos de empresarios españoles muy interesados en proyectos de investigación biomédica y en inyectar grandes cantidades de dinero en este ámbito, pero con la promesa de obtener beneficios al año de iniciarse el proyecto; esto es inviable y demuestra una falta total de conocimiento de cómo funciona este sector.

- Sin embargo, es entendible que los empresarios quieran ganar dinero…
- No, si esta es una máxima que debemos tener muy clara y que es lógica. Somos conscientes de que para atraer a los empresarios hay que garantizarles beneficios en un plazo de tiempo razonable, pero siempre teniendo en cuenta que la investigación biomédica no está exenta de riesgo y que posee unas características especiales. Incluso, las patentes biomédicas tienen características específicas. En el campo biomédico los permisos administrativos retardan la comercialización de los productos e incrementan sus costes. Estas características, junto con los elevados costes asociados al procesamiento, mantenimiento y traducción de las patentes, hacen que el número de patentes abandonadas o retiradas en el campo biomédico sea muy elevado.

- Pero, ¿hay materia prima?
- Sí, en España hay investigadores muy notables, muchos de ellos muy jóvenes, creativos y con ganas de hacer grandes cosas.

- ¿Y animaría a estas personas, que muchas veces no tienen el apoyo de un empresario, a crear sus propias empresas?
- Asumiendo las dificultades que les puede plantear este reto, es cierto que se pueden conseguir grandes cosas, especialmente si se tienen los contactos adecuados. Esto es, quizás, lo más importante: hay que contar con una amplia agenda de contactos, de personas que puedan ayudarte en un momento determinado y para aspectos muy concretos. Un investigador sólo no es incapaz de compatibilizar la investigación con los procesos de gestión y comercialización de sus descubrimientos, pero si cuenta con los aliados adecuados puede alcanzar grandes logros.

- ¿Se pueden esperar iniciativas prometedoras que aúnen dinero público e iniciativas privadas en este ámbito?
- Sí. De hecho, actualmente se están llevando a cabo proyectos muy interesantes en el País Vasco. Personalmente, estoy encargado de crear un nuevo centro de investigación, que se incluye dentro de los centros de investigación biomédica vascos, y que se ha generado en base a una filosofía muy interesante. Aunque cuenta con un gran apoyo público, ya que el gobierno autónomo está detrás, se da cobertura a la iniciativa privada.