Nuevo algoritmo para la detección del riesgo de muerte súbita

La muerte súbita es la parada cardíaca que se produce inesperadamente y de forma repentina en personas que aparentemente tienen un estado de salud sano. La causa más habitual es la fibrilación ventricular, que impide la contracción normal del corazón haciendo que deje de latir y provocando una parada en el riego de oxígeno y nutrientes al resto del cuerpo. Esta parada cardíaca puede aparecer también a causa de una enfermedad o defecto cardíaco congénito.

En España, se calcula que hay aproximadamente 30.000 nuevos casos de muerte súbita al año, siendo una de las causas principales de muerte en deportistas jóvenes (1 de cada 50/80.000 al año). Nos encontramos ante un problema de salud pública a nivel mundial, ya que representa un 20-30% de los fallecimientos con origen cardíaco.

Un electrocardiograma (ECG) es una prueba común e indolora que se usa para detectar con rapidez problemas cardíacos y controlar la salud del corazón. En un ECG se representa la onda P, el complejo QRS y la onda T. El complejo QRS es una estructura en el electrocardiograma que corresponde en el tiempo, con la despolarización de los ventrículos, reflejando la contracción y relajación del corazón. Cuando el corazón bombea se produce una primera contracción que queda representada como una pequeña onda a la que se le asigna la letra P. Seguidamente se generan tres puntos de contracción en tres zonas del ventrículo del corazón representadas con un pico de bajada (Q), un pico de subida (R) y nuevamente un pico de bajada (S). Finalmente, el corazón se relaja y recupera un estado de reposo representado mediante una pequeña onda a la cual se le asigna la letra T. Un corazón sano debe latir de forma coordinada manteniendo un patrón constante entre las ondas. Cuando no se sigue este patrón y una de las ondas se ve alterada, podemos encontrarnos ante una arritmia.

Hasta ahora, el modo de detectar arritmias con riesgo de muerte súbita ha sido mediante algoritmos complejos, capaces de medir la onda T, pero que requieren el sobresfuerzo del paciente y la medición de varios latidos del corazón del paciente. Estos algoritmos presentan la desventaja de ser muy complejos y difíciles de aplicar clínicamente a gran escala, además de suponer un riesgo para la salud del paciente ya que un sobreesfuerzo puede provocar cambios innecesarios del ritmo cardíaco.

La investigadora Julia Ramírez del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (IA3) de la Universidad de Zaragoza, ha desarrollado un nuevo algoritmo más sencillo, rápido y que no requiere del sobresfuerzo del paciente. Este algoritmo es capaz de detectar la onda T en 10 segundos, un tiempo de resultado rápido. Además, está simplificado y es aplicable clínicamente a gran escala ya que requiere solo la detección de un latido y puede utilizarse en pacientes en reposo, lo que reduce el riesgo de sufrir arritmias por el sobresfuerzo.


Por tanto, este nuevo algoritmo permite detectar ritmos cardíacos anormales antes de que estos manifiesten algún tipo de síntoma, lo que permitirá la prevención de un gran número de fallecimientos por muerte súbita. Además, se sigue trabajando en la mejora de éste para poder detallar en un futuro el origen de la arritmia, causa genética u otros problemas cardíacos, solo con el algoritmo.


Fuente: Julia Ramírez, PhD, Antti Kiviniemi, PhD, Stefan van Duijvenboden, PhD, Andrew Tinker, MD, PhD, Pier D. Lambiase, MD, PhD, Juhani Junttila, MD, PhD, Juha S. Perkiömäki, MD, PhD, Heikki V. Huikuri, MD, PhD, Michele Orini, PhD and Patricia B. Munroe, PhD. (2022), ECG T?Wave Morphologic Variations Predict Ventricular Arrhythmic Risk in Low? and Moderate?Risk Populations. Journal of the American Heart Association., 11: e025897. https://doi.org/10.1161/JAHA.121.025897

Fuente imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/b/b0/QRS_normal.svg/251px-QRS_normal.svg.png