Actividad física en la Medicina del Futuro

Resumen ejecutivo

La actividad física está emergiendo como una herramienta clave en el ámbito de la salud y en concreto en el marco de la Medicina Personalizada de Precisión, con potencial de transformar la prevención, el tratamiento y el abordaje de las enfermedades.

Además, su aplicación adaptada a las características individuales y a las necesidades específicas de actividad física de precisión de cada etapa del ciclo vital, desde la infancia hasta la edad avanzada, se consolida como un pilar fundamental para el desarrollo físico, cognitivo y emocional, así como para el mantenimiento de la funcionalidad y la promoción de la salud a lo largo de toda la vida.

Desde una perspectiva biomédica, se han identificado variantes genéticas que influyen en la respuesta individual a la actividad física, y se han descrito múltiples mecanismos moleculares, epigenéticos y fisiológicos que pueden ser modulados por su práctica regular. Estos procesos explican sus beneficios sobre la salud cardiovascular, metabólica, inmunológica, neurológica y mental, reforzando su valor como intervención personalizada y de precisión. Paralelamente, el uso creciente de tecnologías de monitorización, como los wearables, ha facilitado la recogida continua y en tiempo real de datos sobre los patrones de actividad física y estilo de vida. Esta información, combinada con información procedente de las ciencias ómicas (genómica, proteómica, metabolómica, entre otras), así como con datos clínicos y ambientales, hacen posible el diseño de programas de ejercicio físico de precisión, personalizados y orientados a maximizar los beneficios para cada persona.

Así, en un contexto en el que la Medicina del Futuro avanza hacia modelos más preventivos, predictivos y participativos, la actividad física se posiciona como una intervención no farmacológica adaptable y con un impacto significativo en la salud pública. No obstante, para lograr una implementación efectiva de la actividad física como herramienta preventiva y terapéutica de referencia, es necesario afrontar diversos desafíos, tales como la consolidación de la evidencia científica, la formación específica de usuarios y profesionales de la salud, la integración en la práctica clínica habitual y la concienciación de la sociedad sobre su valor estructural dentro del modelo de atención sanitaria.

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